La canciller de Colombia, Claudia Blum, presentó su renuncia “irrevocable” cuando el gobierno enfrenta críticas y condenas por la represión de las protestas que desde hace dos semanas acorralan al presidente Iván Duque.
En una carta fechada el 11 de mayo, pero divulgada por su despacho este jueves, Blum pidió su salida del gabinete sin precisar los motivos.
“Estoy segura de que (…) el país continuará en la senda del desarrollo sostenible, en la recuperación social y económica frente a los efectos de la pandemia, y en la consolidación de los consensos que ratifiquen la unidad y fortaleza de nuestra nación”, escribió.
Blum dejó el cargo que ocupaba desde noviembre de 2019 en un momento sensible para la imagen exterior del país.
La ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y oenegés internacionales denunciaron graves excesos cometidos por la policía en manifestaciones y disturbios que dejan al menos 42 muertos y más de 1.500 heridos, según cifras oficiales y de la Defensoría del Pueblo, que vela por los derechos humanos.
De acuerdo con la prensa colombiana, la ministra tenía previsto viajar próximamente a Europa para compartir la versión del gobierno sobre la crisis detonada por las manifestaciones contra el gobierno en medio del agudo deterioro económico que trajo la pandemia.
Duque pierde así a su segundo ministro en medio de la convulsión social. El primero fue el responsable de Hacienda, Alberto Carrasquilla, quien dejó el cargo acosado por las críticas a su propuesta de subir impuestos a la clase media en plena pandemia.
A pesar de que Duque retiró el proyecto legislativo, la violenta represión de las protestas por la fuerza pública avivó el descontento.
Desde entonces se han multiplicado los focos de protesta, sin una agenda o liderazgo definidos, pero que en el fondo reclaman un país más equitativo y un Estado más solidario, y que garantice la vida y la seguridad.
“Otro logro del Paro: su debate internacional tumba a la atorrante canciller Claudia Blum”, escribió en Twitter el senador de oposición Wilson Arias, oriundo de Cali, una de las ciudades más afectadas por la violencia que acompaña el llamado Paro Nacional.
Colombia, de 50 millones de habitantes y empobrecida por la pandemia, enfrenta además un repunte de la violencia financiada por el narcotráfico que esfuma la ilusión de la paz firmada con la guerrilla FARC en 2016.